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viernes, 5 de febrero de 2010

La Paz - Coroico

La Paz, capital de Bolívia. un caos de ciudad. por lo menos comparado con todo lo que he visto hasta ahora. Coches por todos lados, buses, gente (si, si, alguna con prisa y todo!!!) y lluvia, mucha lluvia. Qué esperaba de la época de lluvias!! Aquí sacarse el carnet de conducir cuesta unos 50 Euros y si pagas 100 no hace falta ni examinarte. Y según algún taxista la mayoría de conductores en La Paz son campesinos que no tienen ni idea de circulación. (Y así van, claro).

El caso es que en la calle manda quien tenga el pito más grande. Sí, si. Utilizan el pito para todo, para cambiar de carril, para adelantar, para avisar a algún peatón que le va a atropellar, para quejarse de la lentitud del de delante (quééééé?!?!?!?!), para avisar de que el semáforo está en verde, para avisar a los controles policiales que espabilen…en fin que quien utiliza más el pito es el p**** amo de la calle. Como ciudad un caos, vamos.(Bueno, quizás piense lo mismo el día que vuelva a Barcelona, no sé).

27_01_10 026 Visitamos un museo de instrumentos y sí, el acordeón es mi nueva pasión. Hay instrumentos de todo tipo y raros de cuidado, incluso hay “muestras” para tocarlos. Otro día que había poco que hacer y tomé unas clases de charango. Es como un ukelele pero con 5 pares de cuerdas. Un tanto pequeño para mis manazas pero más fácil que la guitarra, enseguida sonaba bien, y acabé tocando “El cóndor pasa” con el profe.

Aquí la excursión típica que se suele hacer es descender por la Carretera de la Muerte. Frenos hidráulicos, manillar ancho, ruedas anchas, pedales grandes, casco, coderas, rodilleras y traje de agua para si te caes en la bici por la Death Road no te hagas daño. Más que nada es que no lo cuentas pero aparenta que vas súper-preparado. Subimos hasta Coroico en furgoneta y una vez allí hicimos un descenso de unos 65 km en bici por la famosa carretera. Llovía, hacía muuucho frío y durante los primeros 15 minutos no notaba las manos. Durante el primer descanso me pasé todo el rato moviendo los brazos para que la sangre volviera a circular por ellas. Los primeros km por carretera y luego unos 50 por el camino de tierra.

28_01_10 32028_01_10 277 La carretera se llama así porque hasta hace dos años que abrieron la carretera nueva (ya asfaltada) morían unos 100 cada año. Y circulaban vehículos y bicis al mismo tiempo, ahora únicamente bicicletas prácticamente. Los primeros minutos fueron de “controla, controla” pero una vez pillamos confianza, nos flipamos un poco y sin mirar a la izquierda, bajamos bastante rápido. Hubo algún susto que me puso la piel de gallina y el culo prieto, pero rápidamente la adrenalina te hace olvidar para seguir concentrado en el descenso. Como llovía las fotos las sacaban los guías con sus cámaras (dejan bastante que desear pero bueno).

Una experiencia irrepetible, la verdad y te cansaba más la tensión que la propia bici, ya que todo el camino es bajada, un descenso de 3600m de desnivel. No está mal. Para acabar, comida en un hostal cercano con piscina (donde me comieron los mosquitos) y a dormir como un tronco (bueno, como normalmente).

2 comentarios:

elena dijo...

El caos circulatorio me recuerda a Vietnam!! el pito más grande es el q manda!
y lo de tú nueva pasión! jejejejje, no te imagino yo tocando el acordeón... no dejas de sorprenderme!

http://www.youtube.com/watch?v=G9aj4PTEl6Q&feature=player_embedded#

Unknown dijo...

mándanos un vídeo tocando el pajaritos a volar!

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