Una hora y media. Eso fue lo que tardamos mi hermana y yo en sacar un cucaracha que se metió en mi maleta. Nos despertamos y vimos el animal en el suelo blanco de la habitación. Nos vio y se metió en mi mochila. Íbamos tarde así que cerré y nos fuimos. Por la noche sacamos la mochila a la terraza de la habitación, y una por una y casi con pinzas sacamos las cosas de la mochila para comprobar que no estaba pegada a ninguna pieza de ropa. Estaba casi todo fuera y mi hermana confiada tocando la mochila como si el bicho se hubiera ido durante el día a su casa. La vi. Asco y nervios, a ver cómo la sacamos de mi mochila. Dramón. Ninguno de los dos queríamos ni tocar la mochila. Finalmente cogí la mochila por una de sus puntas y la sacudí hasta que la maldita cayó. Y sin perdón alguno mi hermana la aplastó con una zapatilla. Una de las mías por si quedaba alguna duda.
Un par de días más tarde de la movida con la visita a la habitación fuimos a Tirta Gangga. Un pueblecito del norte de la isla donde dicen que están los arrozales más bonitos de Bali. Y súper preparados con las chanclas pertinentes nos fuimos a hacer un trekking por los arrozales. Al final resultó que el trekking duró bastante menos de lo previsto y las chanclas tampoco fueron un drama. Alguna serpiente, mosquitos y lagartijas nos acompañaron durante casi todo el pateo. Las vistas desde lo alto de la montaña hacia los arrozales son una pasada. Todo verde verde, con el agua sonando pasando de terraza en terraza. Y nosotros por en medio. Y mi hermana que es más de ciudad que un semáforo con una rama a modo de bastón de medio metro para apoyarse y espantar a la fauna que nos pudiera atacar.
De camino de vuelta a Uluwatu pasamos por una carretera donde hay monos. Éstos ni atacan ni nada (no como los del templo), simplemente están allí porque la gente suele parar a darles de comer. Y eso hicimos. Y el mono allí plantado a dos patas te cogía una mano y con la otra te quitaba los cacahuetes. Todo esto mirando a todos lados nervioso por si algún otro mono se acercaba a coger su botín. Definitivamente venimos de los monos…tienen una mirada y expresiones de la cara que son casi humanas. Y me recordaban a alguien….creo que alguno se ha quedado a medio camino en esto de la evolución.
Pasamos dos días en Nusa Lembongan. Una isla pequeña que hay al sureste de Bali. En principio íbamos a pillar un bote que transportaba material de obra y 5 pasajeros a la isla. Es uno de los transportes públicos que llegaban a la isla, ya que los privados son bastante más caros. Cargado hasta los topes, mi hermana decidió que no era seguro y se hundiría y decidimos ir a otro playa a buscar otro barco más fiable. Eso hicimos. El mismo barco pero esta vez lleno de personas nos llevó a la isla. Si nos ahogamos que no seamos los únicos. Nada que hacer excepto playa, más playa y más playa. Y si dominas el tema del surf puedes alquilar unos botes que te llevan mar adentro para pillar olas, no fue el caso.
El hostal en la isla no tenía desperdicio, alguna rata en el jardín, lagartijas por todos lados, en las paredes, techos….y lo mejor, una cucaracha asesina que rozó la piel de la pierna de mi hermana. Se estaba encaramando a su pierna cuando se dio cuenta de que algo le rozaba y se sacudió con un aspaviento que ni Joaquín Cortés. El animal cayó al suelo y otra vez, de un zapatazo fue aplastada sin piedad. Las preguntas que nos hacemos son para qué existen estos bichos? dónde están en la cadena alimenticia? si en un ataque nuclear, las cucarachas sobrevivirían, qué c**** lleva el cucal que las mata?