Pues por aquí ando, en Bariloche, una ciudad que me dio buena onda desde el primer día. Ya sólo por haber llegado haciendo autostop, sino porque después de estar un día perdiendo el tiempo en El Bolsón….cualquier cosa era mejor seguro. Pero además de todas esas circunstancias, el pueblo en sí mola bastante. Se dedica básicamente al turismo de invierno, eskí básicamente. El pueblo está situado entre un conjunto de cerros que hace que desde aquí se llegue rápidamente a bastante altura a muchos picos. Está a las orillas del lago Nahuel Huapi, pero con el viento que hace y el tiempo cambiante, la verdad es que parece un mar. Incluso hay olas pequeñas en el lago.
Cuando pega el sol hace calor pero cuando sopla el viento y se va el sol hace fresco y todo. Me tengo que poner pantalón largo! Y el sol va y viene rápidamente, luego se pone a llover en un plis y luego sale el sol otra vez…en fin, bastante cambiante.
Llegué el 21 de diciembre y sigo aquí, apalancado. Llegué al hostal por la tarde y me dio muy buena onda la gente del hostal. La primera tarde me fui al pico de un cerro: cerro campanario desde el que se sube con un telesilla, en plan cómodo, vamos. Las vistas tremendas. Estás envuelto de picos de más altura y aún así ves gran parte del lago y sus islas. Al día siguiente visité un poco el centro para al día siguiente poder hacer un trekking al Cerro López, uno que me recomendó especialmente Diego, el chico que me trajo a Bariloche. Pero el día amaneció horrible y lloviendo así que lo dejé para otro día.
Como tampoco iba a estar paseando bajo la lluvia, y en la puerta del hostal ponía: se buscan voluntarios, pregunté que para qué necesitaban gente. Así que les echo una mano en poner desayunos y detrás de la barra por las tardes-noches si tienen mucho curro. A cambio me tratan como uno más del staff: buen rollo, cama y comida gratis. Para andar desfaenando por el pueblo o el hostal les echo una mano y así aprovecho para ver cómo funciona realmente un hostal de éstos. El 24 por la noche experimenté qué se siente detrás de la barra con borrach@s pidiendo alcohol como desesperados. Esa noche, en Nochebuena hubo conciertillo en el hostal con un asadito, sangría, birra..en fin una buena fiestecilla. Cuando consiga las fotos las colgaré.
Ayer como tampoco necesitaban mucha ayuda para el desayuno y hacía bastante buen día, tomé un colectivo hasta el inicio del camino de subida al Cerro López. Hay dos caminos, el normal (unas 4 horas) un camino ancho que va haciendo eses para subir a 1700m y la picada rápida, que en una hora y media te plantas arriba de todo. es un “camino” que va casi en línea recta a través de el camino de eses. Unos 45º de inclinación durante todo el tiempo para llegar a la cima más rápido. Para subir tomé la picada rápida. Durilla, la verdad. Pero una vez arriba, en el refugio del Cerro (se ven en las fotos una casita roja), las vistas son impresionantes. El pico a poco metros y de fondo el lago con las islas.
De subida, crucé varios “puentes” de hielo y nieve que se crean con el deshielo del pico. En el refugio, aunque hacía sol, hacía mucho aire y la temperatura era de unos 6-7ºC. Subiendo no notaba la temperatura porque iba sudando de lo lindo, pero cuando paré en el refugio para tomar unas fotos y descansar (1700m), las manos se me empezaron a congelar. Hasta que no noté los dedos, entonces pensé que lo mejor sería bajar, dado que el color azulado de la punta de los dedos no me molaba nada. Subir al pico eran casi 3 horas más (casi todo por nieve) y haría un frío al que no estaba preparado con mis bermudas y sin guantes. Comenzaba a lloviznar y el frío y el agua no me molaba nada.
Para bajar tomé el camino “largo” ya que bajar lloviznando por esa pendiente podía ser demasiado peligroso. Así que comencé a bajar. Estaba helado y me flipé un poco y pensé en Bear Grylls, qué haría? correr. (Para algo nos hemos tragado los capítulos no casero?, de algo tiene que servir). Pues eso, el camino ese era bastante plano y no resbalaría tanto así que para entrar en calor empecé a correr!!! Ni yo me lo creía, bajando una montaña corriendo. (y no, no es una inocentada aunque hoy sea 28 de diciembre). La gente que subía por el camino flipaba. Hasta que pensé que ya estaba suficientemente caliente (si, y cansado) y seguí caminando.
Esperé el colectivo para ir al Hostal de nuevo y empezó a llover fuerte. No ha parado en toda la noche.
Así que por aquí ando ayudando en el hostal hasta pasado fin de año supongo para seguir subiendo hacia el norte. Relajado, vamos.