Barcelona

371 días, 8904 horas, para dar la vuelta al mundo y visitar parte de Argentina, Bolivia, Perú, Colombia, México, Estados Unidos, Japón, China, indonesia, Nepal e India. He conocido a muchísima gente, ahora mismo recuerdo a todos pero sé que de aquí a un tiempo sólo recordaré a unos cuantos, unos pocos, entre ellos a mis compañeros de viaje. Gracias, Amets, Ambrosio, Juan, Tracy, Paula, Ray, Sergi, Ana, Elena, Laura, Krishna (si, ya sé, algunos de ellos obvios). He pasado con cada uno de ellos muy buenos momentos, que han contribuido a hacer de mi viaje una experiencia inolvidable. Gracias.

Qué tal?. Esto lo pongo para que el día que me volváis a ver la primera pregunta no sea Qué tal, porque qué se supone que he de decir? a quién no le gustaría irse de viaje y regresar cuando ya esté cansado. Y más o menos ya sabéis como me ha ido. Aunque conociendo a alguno será su primer pregunta con una sonrisa en la cara, seguro. Ya sabéis lo que os voy a responder: bien.

Mi penúltima entrada…..por dónde empezar?….. y qué decir…. y cómo acabar? con mi conocida facilidad de palabra será un lio de cosas que se me pasan por la cabeza y me gustaría decir…pero bueno como me dijo una amiga al principio del viaje, es mi estilo de escribir, es personal y soy yo, así que no podía ser de otra manera.

Pues antes de empezar (ya la habréis escuchado), la última nota de humor, como no, del maestro:

Como podéis imaginar he pensado mucho también en gente que se ha quedado en Barcelona. Básicamente mis familia (hermanas, Max, madre y padre, Álex, abuela, tío y tías y primos). También he echado de menos muy a menudo tomar una birra en el desaparecido Bocatta con mis amigos. Y a Laura, gracias por todo: ya está!

He estado en contacto con algunos de los que habéis ido leyendo el blog de vez en cuando, vosotros sabéis quienes sois, para vosotros tenéis una sorpresa guardada.  Gracias por hacer de mi viaje un poco más cercano a casa, que me ha ido bien. No soy iceman., o si?

A parte de las personas, he echado muchas cosas de menos, como prepararme algo de comer, prepararme la bolsa para ir al partido del sábado tarde, tumbarme en el sofá sin tener nada que hacer, Berta, desayunar un bocadillo de jamón, mis compañeros y colegas del Ciutat Vella, unos bailes en la cueva, poder enviar un mensaje a algún colega y saber cómo está, pillarme un buen pedal, poder ir a una tienda de discos y cotillear a ver qué hay nuevo, una estrella, cangurear con mi sobrino, echar una pachanga en el frontón, fundir al P&P a Albert, llegar a casa, desayunar después haber salido de juerga, toda mi música, otra estrella, domingo perro+Savia+Noir, una tarde de cine y palomitas (dulces por supuesto), un mojito en Shangó, mi cama, las duchas en el vestuario del CV, ver la tele con mi casero comentando la jugada, bajar a Deltebre a ver a mis amigos, y muchas cosas que cuando tu rutina se convierte en viajar echas bastante de menos.

Y por supuesto también hay cosas que no he echado de menos, como tender la ropa y guardarla en el armario, pagar un pastón por pillar un transporte público, madrugar para ir a currar, repostar en una gasolinera, pillar un atasco en las rondas, buscar sitio para aparcar, pagar un peaje, ponerme zapatos, ver la tele, ver las noticias y ver que cada día dicen lo mismo entre otras.

Pero lo que sí he echado de más durante el viaje (no sé si existe este concepto pero..), entre otras cosas ha sido hacer la maleta cada día, buscar alojamiento, buscar un sitio para comer, pagar para todo lo que hiciera, aguantar algunos brasas que se intentan enganchar al viaje, vigilar continuamente mis mochilas, comparar los precios de absolutamente todo (aunque ya sabéis el orden: primero gratis y luego el-mas-barato)….y es que algunas de las cosas que hacemos cuando viajamos un tiempo corto se convierten en un poco en rutina y cansan cuando llevas un tiempo haciéndolas.

Este blog ha sido sólo una pequeñísima parte de lo que he vivido, para que como mínimo os entretuviera por las mañanas antes de empezar a currar. Y si además así os enterabais de dónde estaba y qué hacía por el mundo pues mejor. He intentado no enrollarme demasiado (bueno eso no me cuesta mucho, hay cosas que no cambian), para no ser muy pesado. Con las fotos casi siempre bastaba. Faltan muchísimas cosas, sitios, gente, comidas, hostales, de las que podría haber escrito algo pero me tengo que guardar algo para contar, no?  Y quien quiera saber alguna historieta más, tendrá que ir a tomar una birra conmigo, o pagarse una cenita, que supongo que irán saliendo cosillas poco a poco.

He aprendido mogollón de cosas y he descubierto cosas de mi que no conocía y me han sorprendido bastante. Y estando lejos de todo, también he conocido un poco más a alguna de la gente que se ha quedado, parece raro no? a mi ahora no. Incluso a gente con la que ni siquiera he hablado. He reconocido quienes son tus amigos, la gente en quien puedo confiar. Y algunos no por nada especial sino porque simplemente los echas de menos y no necesitas saber más.

No me podría olvidar en esta entrada de las personas que han sido mis ojos y manos en Barcelona. Me han hecho favorazos. Gracias Albert y Kiri.

Bueno casero, espero que tengas una habitación preparada….y dile a Carme que me gustan los pantalones y gallumbos planchados sin raya, eh? Gracias a ti también, ya te lo dije al empezar el viaje, sin ti no podría haberme ido tanto tiempo.

Y como dijo un gran sabio, mi AMIGO: Lo importante no es ir, sino volver.

Y para acabar un temazo, escuchadla!!

Sarangkot

Y después del trekking, unos días de descanso en Pokhara. Una ciudad muy turística (que ya está bien después de tanto pateo y tanto hostal incómodo), donde en cada esquina hay un tipo ofreciéndose a afeitarte y masajearte la cara. Y es que la mayoría de peña que llega suele llegar de algún trekking con barbas bastante indecentes. pero no caí. (Y digo peña en general, tíos y tías poruqe hay cada una….). Sigo con mi barba de yeti. Por aquí, paisajes y más paisajes, entre ellos una vista de postal del Annapurna.

Para ello hay que subir a un pueblecito que se llama Sarangkot. Toda una aventura de buses y escaleras para llegar a una cima desde donde se ve amanecer y anochecer el Annapurna y el Machhapuchhare, uno de los picos también famosos que se ve desde aquí.

Y eso hice. Simplemente descansar viendo amanecer y anochecer en Sarangkot. así que poco que contar. Paseando evitando a los vendedores de ropa y equipación falsa de montaña, relajándome con una ducha calentita, durmiendo en una cama con colchón y, eso si, con un buen bistec de búfalo que me metí como premio final a los días de pateo.

Entrada cortita y sin mucha salsa para la última ciudad en Nepal. Se acabaron las montañas más altas del mundo, se acabó ver comer arroz caldoso con las manos, se acabó el frío por la mañana, vuelven las chanclas, vuelven los tirantes y vuelve el kalor.

Annapurna trekking

14 días, 131 kilómetros de pateo y 72 horas caminando para subir desde los 700 metros de altitud al paso de Thorong-la a 5614metros de altitud. Todo para rodear el Annapurna. Contraté a un guía-sherpa que me llevó el maletón durante todo el trayecto mientras yo iba cargado con mi mochila pequeña y sus trastos. Sus trastos han sido básicamente una muda, unos guantes y un gorro. Todo para los 14 días. El tipo ni se ha duchado en todos los días. Total para qué? La mitad de los días caminando con chanclas (tipo havaianas), 23 años, 1,55m y 52 kg de peso. Y mi vida en sus manos.

Alojamientos básicos con agua caliente en algunos y otros sin agua tan siquiera. He de confesar que algún día los calcetines ya caminaban solos porque lo que es lavar ropa…nada de nada. Pero todo el mundo que está haciendo el trekking está en las mismas condiciones así que no hay demasiado problema. Y tampoco he de compartir la habitación con nadie. Cada día muesli y tortilla para desayunar, daal bhat de comer y noodles de cenar. Y qué rico! Al agua con sabor a yodo de las pastillas potabilizadoras aún no me he acostumbrado. Casi no hay palabras para describir todo lo que he hecho, la gente que he conocido y lo que he visto así que datos y fotos, lo mejor.

Día 1: Desde Kathmandú coche hasta Besi Sahar a 700m. Deslizamiento de tierras en la carretera. 4 horas de espera. Un calvario de 12 horas de viaje.

Día 2: Besi Sahar – Bahaundanda a 1310m. 8 horas de trekking. 17km. Primeras vistas de las montañas.

Día 3: Bahaundanda – Chyamche a 1385m. 7 horas de trekking pasadas por agua. 12km. Un infierno. Todo mojado. Deslizamiento de tierras en la cabeza de un tipo: primer aviso. Felicidades Max.

Día 4: Chyamche – Danaqyu a 2200m. 9 horas de pateo bajo la lluvia. 7km. Seguimos cruzando ríos con y sin puentes. Vértigo yo? Por si llovía poco, más agua. Primeras bajas que se vuelven.

Día 5: Danaqyu – Chame a 2710m. 6 horas y 50 minutos de pateo. 10km. Después del día de ayer, esto no es nada. Mejor pasar en medio minuto 20 metros bajo una cascada que 1 hora de escalada para sortearla. Total, sólo es agua. Marihuana a 2500 metros? Mis calcetines piden jabón o están dispuestos a marcharse sin mi.

Día 6: Chame – Pisang a 3250m. 6 horas y 40 minutos de pateo. 12km. Sale el sol. Soy un tendedero andante para que se me seque toda la ropa. Primera vista del Annapurna IV (7525m).

Día 7: Pisang – Manang a 3540m. 6 horas de trekking. 15km. Empieza a costar respirar. Cómo caminar?: nice and slow. Vaya vistas. Conozco a un sherpa 50, 60, 70: peso, kilos a la espalda, edad. Y sonriendo. No está mal eh?

Día 8: Manang. Día de aclimatación. Subir a 3800 y bajar en 4 horas para ver el Gangapurna y el glaciar. Charla sobre el mal de altura. Miedo en el cuerpo: agua en los pulmones, edema cerebral, vómitos, muerte…casi nada. Qué hago yo aquí arriba?

Día 9: Manang – Letdar a 4200m. 6 horas de pateo. 10km. Parecen 1000 horas. Cada paso empieza a ser más duro que el anterior. Voy con un japo de 62 que es un máquina, vaya ritmo infernal. Tirando a bloque. Vistas impresionantes del Annapurna II (7937m), III (7555m) IV (7525m) y Gangapurna (7454m).Por la noche mi habitación es un congelador, demasiado frio para ducharse, duermo 3 horas del frío que hace.  Bajas que dan media vuelta con mal de altura: too much.

Día 10: Letdar – High Camp a 4850m. 4 horas y 30 minutos. 7km. El día más corto, el peor. Pendiente brutal para subir. Cada minuto avanzas 15 metros. Parar para respirar hondo y llenar los pulmones. Me falta el aire. Deslizamientos constantes. Mi guía sube como una cabra: fácil.

Día 11: High Camp – Thorong la Pass 5416m – Muktinath a 3800m. 7 horas y 45 minutos de gloria e infierno. 10km. 4,30am de la mañana empieza el pateo con linterna. Mucho frío y mucha pendiente. 7.30 am reto conseguido: satisfacción. Sin palabras para describir lo que veo y cómo me siento. Mis hermanas conmigo. Y Dani. La bajada de casi 1600m es un infierno para mis rodillas. Vista del Dhaulagiri (8167m 6º pico más alto del mundo). Cervecita por la noche para celebrar el paso.

Día 12: Muktinath – Kagbeni a 2800m. 3 horas y 15 minutos de pateo. 9km. Todo bajada, y día corto pero mis rodillas aún se resienten. Medio día de relax.

Día 13: Kagbeni – Tatopani a 1200m. 3 horas de pateo para pillar un “bus” del infierno. 7 horas conduciendo sobre un espigón. 53 km. Vaya “carretera”. Aguas termales como recompensa.

Día 14: Tatopani – Pokhara. 8 horas de “bus” sobre más espigones para llegar a un hotel con agua caliente y un ladrillo como almohada. Todo un lujo.

Ahora que ha acabado y estoy sano y a salvo, he de decir que ha sido una de las experiencias más guapas de todo el viaje….y diría que de las que he vivido hasta ahora. Superación, sufrimiento, paciencia y fortaleza mental, son entre otras las cosas en las que he tenido que pensar durante las horas de caminata, que no han sido pocas. Creo que he conocido límites que no creía tener. Ha sido bastante duro pero sobre todo: ha valido la pena. Un pasote.

He conocido gente que creo que se me quedará siempre en la memoria, auténticos máquinas, y no sólo por su capacidad física en la montaña, gente con una capacidad de sufrimiento y superación a la que espero poder algún día parecerme. Gente que no se pone límites, da igual la edad que tengan. Y también he comprendido por qué la gente que es fanática de la montaña lo es pase lo que pase. Para ellos todos mis respetos y admiración, en especial a Dani, tot un mestre.

Kathmandu, namaste!

Y con mucha pena, Laura ya se volvió para Barcelona. Yo me quedé unos días por aquí para recoger mi pasaporte con el visado. Porque como acababa el Ramadán, pues la administración cierra y no pude recoger mi visado hasta el mismo día que salía mi avión. Así que ni multa ni cárcel aunque alguno ya me ofreció servicios de abogados por si las moscas.

Bali, Osaka, Taipei, Hong-Kong, Dhaka y Kathamndú. Más de 30 horas volando y arrastrándome por aeropuertos por la incompetencia de Iberia para finalmente llegar a Nepal. Todo un día entero volando y perdido, pasando hambre de aeropuerto en aeropuerto, esperando que en algún vuelo me dieran alguna comida que me llenara. Pero no. No más playita, no mas surf, no más compañía….no más relax, pero voy camino la cima del mundo.

Así que namaste!! Ya estoy en Nepal. Aterricé en Kathmandu, la capital, donde todavía es época de lluvias. Y vaya si es! No es que llueva torrencialmente todo el día…pero va y viene sin parar. Hace calor eso si, y eso que estamos a 1300m de altitud. Pero aún con manga corta y chanclas. Chubasquero siempre en la mochila, eso que no falte. Como ciudad…un caos, mucho tráfico, miles de coches y motos pitando sin parar, todo el mundo ofreciéndote cosas y servicios, bastante sucia, y turistas o tope. Nada especial salvo los templos, y bueno, que está cerquita del Everest, que no es moco de pavo.

Cambio radical, otra vez de nuevo al budismo, hinduismo que ya vi en China. No más Ramadan, ni más rezos por las noches. Lo echaré de menos? Y mis dos primeros días en Kathmandú se han basado en visitar templos y stupas y mirar tiendas de ropa de montañismo. Los templos ya los podéis ver en las fotos, la verdad es que son una pasada. Decorados hasta el último detalle donde cada figura y cada color y cada forma tiene un significado. Las tiendas….bufff, vaya pasada, casi todo falso, eso si. Pero hay prendas que ni se notan que son falsas. Mochilas, polares, chubasqueros, pantalones, ropa térmica, sacos, toda clase de artilugios de montaña a unos precios que ni en los todo a 100 (bueno, todo a 1 euro), y las mejores marcas, y hasta falsifican ropa y mochlias Quechua!. Ya voy suficientemente cargado con mi mochila así que estoy pensando seriamente en llevar un container lleno de ropa de esta para Barcelona. Alguien se apunta al contrabando?

Aquí hay excursiones mil, trekkings y demás pateadas por todos lados. Entre todas las excursiones haré el circuito del Annapurna. 15 días de pateo diario para llegar casi a los 5500 de altitud rodeando toda la cordillera del Annapurna. Para eso he contratado un sherpa. Si, si, tengo un sherpa a mi disposición!! cómo suena, eh?

Así que estaré 15 días incomunicado (más aún). Para otra ocasión, el trekking al campo base del Everest. Final de octubre del 2011, alguien se apunta? Si, ya sé que aun no he acabado el viaje y ya pienso en otro, pero es que este trekking parece muy muy guapo y estás en el Everest!

En fin, que esta será mi última entrada antes de hacer el trekking de 15 días por el Annapurna. Espero que el sherpa de 1,50m y 55kg pueda con mi equipaje y que no me de mucha caña. Dicen que tienen la capacidad de transportar más oxigeno en la sangre que el resto de personas, por eso son porteadores y suben a mucha altitud sin necesidad de oxígeno, pero cuando lo he conocido esta mañana lo he visto poca cosilla…A ver cómo va, glups!!

Komodo tour

Una vez en Senggigi decidimos ir a visitar el este del archipiélago. La duda existencial era si contratar un paquete o ir por nuestra cuenta. Visto la desconfianza que teníamos al pillar cualquier bus o taxi o incluso para pagar la habitación del hotel, decidimos contratar el tour par no andar discutiendo con cada persona durante el trayecto. Todo hecho. Barquito hacia la isla de Flores desde Lombok.

La guía ya te advierte de que hay decrépitos barcos que van también a Flores, pero pasamos de andar en un barcucho 5 días a mar abierto. Así que pillamos una de las compañías más conocidas por aquí. Es de un tipo que lo tiene bien montado. Buen servicio, buenos buses, buenos barcos….y a un precio bastante razonable comparado con el resto. Hasta tiene una isla. Esa isla fue la primera de las paradas una vez ya subidos en el braco. Allí snorkeling para ver a Nemo y sus amigos, arena blanca y barbacoa de pescado por la noche mientras los guías tocaban la guitarra, congas y pandereta alrededor del fuego para amenizar la noche. Y toda la noche intentando dormir en el camarote para llegar a la isla de Sumbawa, una de las más grandes de Indonesia.  Varias paradas para hacer snorkeling, bañito y camino hacia la isla de Komodo.

La isla de Komodo se llama así porque el reptil más grande que existe vive allí. El Komodo. Son como cocodrilos pero con cabeza de lagartija y sin dientes. Un par de horas de trekking para no ver dragones más que al final de la pateada, ya en la zona de cafetería, donde seguro que están siempre y te puedes ahorrar el pateo. La verdad es que hubo un momento de pensar que vaya timo, tanto viaje para no ver ninguno. Porque ya desde el principio no te aseguran que vayas a ver ningún dragón porque están en estado salvaje.

Los guías van armados con palos de madera (tal como pone en la guía), porque aunque no muerden, la saliva puede ser mortal. Corroe la piel y la carne hasta deshacerla. Una vez muerto, el dragón es cuando te come. Así matan a sus presas. Les chupan y les siguen durante un par de días hasta que los animalejos se mueren y entonces comen. Tampoco parecen muy rápidos pero mejor no acercarse mucho y tirar de zoom para hacer fotos.

Visto el dragón en la isla de Komodo fuimos hasta Flores donde la mitad de la gente del barco se marchaba y venía gente nueva para regresar a Lombok. Esa noche hubo fiesta de despedida y bienvenida en el barco. Nada espectacular, me faltaban los temazos del Almo, así que me porté bien.

Ya de regreso hacia Komodo paramos en Rinca. Una isla que pertenece al parque nacional de Komodo y donde es más fácil ver dragones. Y vaya si vimos. Muchos y no sólo en la zona de cafetería y camping, sino durante el pateo de dos horas por la isla. También vimos el búfalo de agua (vaya bicharraco), dándose un bañito a la espera de que algún dragón atacara, pero nada. Todo tranquilo. Dicen que quieren poner al parque como una de las 7 maravillas del mundo y puedes votar en la web y tal, pero tampoco es para tanto. El dragón en sí mola y es único en el mundo, sólo se puede ver aquí, pero tanto como para maravilla del mundo… Y de vuelta hacia Lombok, más snorkeling, más playas de postal, más amaneceres también de postal, delfines y mucho, muuuucho barco para finalmente volver a Senggigi. No ha ido mal del todo eso de estar 5 días metido en un barco: biodramina diaria y listos, creía que sería peor.

La verdad es que el viaje moló bastante, poco que contar porque cada día hicimos lo mismo, navegar, snorkel, playitas….así que con las fotos suficiente rollo, no?

Ya va quedando poquito por Indonesia, si no escribo en varios días es que no me han concedido el visado y ando por alguna cárcel de la isla.

Senggigi

20 dólares de multa diarios durante los primeros 20 días y luego a la cárcel. Esa es la pena en Indonesia por no tener el visado en regla. El visado normal son 30 días y con la visita de Laura he tenido que renovarlo. Si nos quejamos de la burocracia en España, imaginad en Indonesia donde no saben lo que es la prisa. Vas un día y pagas. Eso sí, lo primero pagar. Luego se quedan el pasaporte y has de volver al cabo de 4 días. Y después de esos días te dicen que te han concedido el visado que vuelvas en 3 días más. Con todos estos días por el medio esperando mi visado hemos decidido irnos de Bali y esperar en otro lado para aprovechar los días.

Los primero 4 días de espera los hemos pasado recorriendo partes de Bali que ya había visitado con Sergi y Anna o con mi hermana: el templo con los monos en Uluwatu, el templo de Tanah lot, Kuta y como no las playas para hacer un poco de surf.

Tras los primeros 4 días de espera y ya con la intención de recoger el pasaporte y pirarnos de la isla fui a recoger el visado y me dicen que tengo que esperar 3 días mas. Ni de coña. Así que les pregunto si se puede recoger unos días más tarde para no esperar en Bali y como me dicen que si nos vamos hacia Lombok.

Aunque la primera experiencia en Lombok no fue buena con el lío de la tabla y el mal rollo de después, fuimos hacia la parte norte de la isla, que es un poco más turística. Aun así al llegar, hubo un momento de bastante agobio. Llegamos con el ferry de noche y tarde. Sin turistas en el puerto. Como éramos los únicos turistas iban a muerte por llevarnos al hotel. Finalmente nos metimos en el coche del que parecía el tipo que menos podías desconfiar del puerto, esperando llegar al hotel vivos sin que nos hubieran descuartizado antes (esta era la versión de lo más probable de Laura).  Al final no hubo problemas, pagamos un pelo más de la cuenta por turistas y punto. Tras una noche en Mataram sin nada que hacer nos quedamos 3 días en Senggigi. Un pueblecito desde donde muchos barcos zarpan hacia las islas Gili (isla pequeña en bahasa indonesia es gili). Estas islas son agua cristalina (más), playas blancas (más), mucho turista y cero coches y cero motos. No hay nada que hacer excepto perrear en la playa y tomar el sol. Eso significa que los precios son más caros que en Lombok mismo así que sólo lo vimos en fotos.

Pero desde Senggigi alquilamos una moto para ir a ver un templo rodeado de arrozales en lo alto de una colina y por la tarde el mejor atardecer que he visto nunca. Lástima que olvidara meter la tarjeta en la cámara de fotos (pardillo). No pudimos sacar fotos. Pero era de postal. Colores azules, verdes, rosas, naranjas y rojos iban  cambiando a cada momento mientras el sol se escondía por detrás del Bali y el mar. Una pasada. Este momento entra en mi top 5. Y perreando un poco más, pasamos unos días allí. Por aquí están en el Ramadán. Eso significa que cuando se va el sol las dos mezquitas que estaban al lado de nuestro hostal empezaban a poner en marcha los altavoces y leer (o cantar no lo tengo muy  claro aún) el Corán a todo volumen. Y cada una de las mezquitas a su rollo, nada de ir acompasadas o leer lo mismo…nada de eso. Y se pasan toda la noche con el volumen a tope hasta que sale el sol y entonces paran la cinta. Porque (y perdón por la incultura) aún no sé si es una cinta mal grabada o es alguien que se pasa toda la noche cantando el Corán con un aparato de sonido que deja bastante que desear. El caso es que aunque la mayoría en la isla son musulmanes (aunque la mezquita estaba vacía durante los rezos),  también existen otras religiones oficiales y aún así tooooda la isla se tiene que tragar los rezos durante el Ramadán. Y los que no son musulmanes a tragar y que se aguante el resto. En fin, al final me he acabado acostumbrando.

Mi relación con la fauna local ha ido mejorando. Y no es que ya soporte las cucarachas. Siguen sin gustarme ni un pelo. Pero ahora voy acompañado de Laura, la aniquila-cucarachas. Ver una corriendo significa una menos en la tierra. Rápida como el viento coge lo que tenga a mano (suele ser mi chancla) y la aplasta como una cucaracha. (Que curioso: aplastar a una cucaracha como una cucaracha…..de ahí debe venir la expresión de aplastar como una cucaracha…). Y parece que ya no se acercan desde que la aniquila-cucarachas llegó a Lombok.  Eso sí, a mi me sigue sin picar ni un mosquito, todos van directos a Laura.  Bueno excepto una cucaracha que me atacó. Durante el día se metieron sin saberlo un par de ellas en nuestra mochila. Una de ellas salió cuando fui a coger la cámara de la bolsa y la otra se quedó. Total que por la noche íbamos a salir a cenar y voy a la mochila a coger la camiseta. Sin ponérmela me la enrollo en el cuello para esperar a Laura (ya sabéis los tíos qué significa el concepto: ya estoy lista, un momento), y noto algo en la espalda. Creía que era algún hilo de la camiseta que me rozaba. Me rasqué y noté cómo una cucaracha caía de mi espalda al suelo. Me estaba tocando! Era una cucaracha gigante que me estaba intentando atacar!Del resto de la historia se encargó Laura, imaginad el final.

Volviendo al concepto de ya estoy lista, un momento: por qué las tías dicen que ya están listas cuando aún no están listas? Estar lista no es que sólo te falte peinarte, revisar qué llevas en el bolso, revisar el monedero si llevas pasta, pintarte (en el caso de que lo hagan), cargar el móvil durante un minuto porque no tienes batería suficiente, revisar que llevas suficientes kleenex, ponerte crema hidratante, revisar nuestro vestuario y sugerir algún cambio, ponerte las chanclas, y hacer la última visita al lavabo mientras tú estas sentado al lado de la puerta esperando para salir por la puerta. Para mi estar listo significa estar equipado ya con todo dispuesto a salir. Si estás lista no he de esperar un momento. Un momento es un momento, concepto totalmente diferente a estar lista. No son compatibles. Porque además mienten, ese momento se puede (suele) convertir en una eternidad.

Y dicho esto, seguimos en Lombok, esperando a que  tengan mi visado a punto para ir a recogerlo. Si hubieran sido chicas las de la oficina de inmigración me hubieran dicho: ya está listo pásate de aquí una semana.

Jogjakarta

Tras un drama de autobuses, cambios de autobuses, taxis y demás…llegamos a Jogjakarta, en la isla de Java. Dicen que es la ciudad donde hay más que ver en Java. Poco que ver, la verdad. Pero te venden a moto de que es una ciudad súper interesante. Estuvimos allí varios días. El primer día fuimos al bird market pateando con un sol que notabas como te ardía la piel. Como su nombre indica es un mercado famoso donde venden pájaros. Pero descubrimos que no sólo vendían pájaros, sino reptiles y demás animalejos. Entre todos ellos lo que más me impresionó fue una serpiente bastante grande dentro de una caja con un cristal a modo de escaparate. Para qué el cristal? pues para ver cómo el dueño metía un cachorro en la caja para que ésta se la comiera de desayuno. Estuvo más de 15 minutos oliendo al perro, y éste como si nada, oliendo a la serpiente sin saber lo que vendría después. Pero esperé y esperé y parecía que no tenía hambre así que no conseguí ver cómo desayunaba. justo al lado había más cachorros para comer y cenar.

En ese mismo mercado había pollitos de colores, y aún ahora nos preguntamos cómo los pintaban?, spray o mechas? y cuando les salen plumas nuevas, se las vuelven a pintar o quedan de varios colores? tienen raíces negras? pobres bichos… De vuelta del mercado mi hermana se empeñó el volver en tuc-tuc. Una de esas bicis con un sillón doble delante y el tipo detrás nuestro pedaleando. Después de regatear y conseguir un precio de menos de un euro el trayecto de unos 5 km a mi hermana luego le entraron los remordimientos. Pooooobre tuc-tuquero…más de 150 kilos entre los dos por menos de un euro. El tío no debía hacer más de 50 kilos y debería tener unos 60 años, sufriendo bastante hasta tuvo que bajar de la bici y empujarnos porque no podía con una subidita….suerte que mi hermana le dio una propina al final. Todo sea por ir en tuc-tuc.  Mi hermana que es una esclavizadora…

Al día siguiente vino otra visita. Mi hermana en un par de día se iba y Laura se quedará unos días en Indonesia. Así que hemos estado 2 días juntos los tres. Ya con Laura, fuimos a visitar los templos de los alrededores que valen la pena.

El templo de Peramban está cerca de Jogjakarta y en bus llegamos sin problemas. El templo de Borobudur ya fue un poco más complicado. Alquilamos una motos para pegarnos el madrugón del siglo y estar a las 6 de la mañana en el templo para ver amanecer. Dicen que es el templo budista más grande de Indonesia y dicen que hay que subir hasta arriba siguiendo un orden y sentido en las escaleras. Mola bastante y además no había mucha gente por lo que pudimos verlo sin mucha gente paseando y sin tener que esperar a hacer una foto sin gente.

Poco más que ver en Jogjakarta, fuimos a ver el Palacio del sultán. El timo de la estampita. Vaya timo. Además de no ver nada interesante, te hacen alquilar una camisa porque no te dejan entrar con camiseta de tirantes (a los tíos). Alquilé una camisa de un tipo que había por allí. Es la camisa de cartero de Jogjakarta. Como me pareció un timo de visita, me agencié la camisa. Pa la saca.

Y antes de marchar de Java, de vuelta a Bali con Laura, mi hermana se fue de nuevo a la dura realidad. No más monos, no más playas balinesas, no más sol ardiente, no más tuc tuqueros, no más nasi goreng, no más cucarachas, no más cargar con la mochila, no más vacaciones…..vuelta a Barcelona.